capítulo 10

 

Emilio está en la plaza que hay frente a la casa de Manuel. Paso mucho tiempo allá con sus perros con la esperanza de ver a Manuel.  Emilio está ya apunto de irse. De pronto su corazón late con fuerza. Lo presiente antes de verlo. Manuel se acerca a la plaza, lleva un perro pequinés. Emilio se le acerca contento. No sabía que tenía perro y se pone feliz. Le parece un sueño. Tenía muchas ganas de estar con él y ahora puede aprovechar que sus perros juegan para hablar con él.

--¡¡hola¡

Manuel lo saluda simpático, le sonríe y Emilio esta al borde de un infarto. Está fascinado. Manuel va a pasar de largo.

--¿No entras? --pregunta decepcionado.

--No, no. Me gustaría pero es que mi perro se pelea con todos y tú pastor alemán es muy grande.

Emilio, ya que no puede compartir un rato con él, quiere mostrarle su amistad. Haciéndole un favor:

--tranquilo, ya me voy yo. Ya llevamos un rato.

--yo me esperaría pero es que me tienen que venir a buscar y luego tenemos partido.

--No, tranquilo. Me voy.

Emilio agarra a sus perros y sale de la plaza con la emoción de haberlo visto. Manuel se queda lejos, tienen que controlar a sus perros que se quieren pelear. Emilio lamenta que no puedan estar juntos. Los chicos se despiden. Emilio está feliz de haberlo visto aunque le duele que Manuel haya sido tan frío.

--almenos me podía haber dado las gracias por irme. Ni que eso lo hiciera cualquiera --dice Emilio molesto.

Al rato Jorge va a buscar a su perro.

--¿y qué? ¿qué tal fue?

Manuel le entrega el perro.

--tienes un perro muy guerrero pero almenos así me libro de pasar un rato con el feo.

--Pero no se supone que te lo tienes que coger.

Jorge usa un tono triste como si le doliera, como si sintiera celos. Jorge  conoce los planes de Manuel y sabe que el chico está de paso y no le ha prometido nada pero cada vez le gusta más y le duele como se comporta.

--es que me da asco pero con la luz apagada dará más igual uno que otro --dice Manuel riendo.

--No entiendo lo que estás haciendo. Además... ¿para qué quieres a mi perro?

--Porque el viejo también tiene perro. La cuestión es verlo, bueno que me vea, que se vuelva loco por mi.

--¡¡pero sí está loco por ti¡

Jorge está muy celoso. Manuel se burla

--pero ¿¿qué te pasa, amigo? Parece que te gusto demasiado ¿te enamoraste de mi? -dice burlón.

Jorge se siente descubierto:

--bueno yo...

Manuel se ríe por el sofoco de su amigo.  Le da un golpe en la espalda.

--tranquilo tío, era broma.  Somos amigos y somos machos. Nos gusta coger. Los dos somos iguales.

Manuel se ríe, Jorge fuerza una sonrisa.

Miguel está en la cocina. Trabaja duro. Carlos se acerca a él.

--¿¿como te va?

Carlos lo trata con mucho cariño, Miguel lo  trata con coquetería.

--¿¿qué te pasa, lindo?

Carlos está muy sofocado.

--¿cómo va tu primer día de trabajo?

--duro, se supone que soy un simple ayudante pero en esta cocina soy el que más trabajo.

Carlos le pone su mano en la de él. Tiembla. Le gusta mucho ese hombre.

--bueno, ten un poco de paciencia. La paga es buena y todos necesitamos el trabajo. Además, siempre hay cosas buenas.

Miguel le guiña el ojo:

--si, como tú.

Carlos salta de alegría. 

--bueno y ahora tengo que seguir con mi trabajo o me van a regañar.--Miguel.

Carlos se iba a ir pero vuelve atrás.

--se me olvidaba.

Miguel lo mira con poco con fastidio. El joven es atractivo pero lo ve demasiado pesado. Además está muy tenso porque no sabe cómo va a hacer con Camilo y eso le tiene mal. Se ha dejado llevar por su madre y quisiera que todo esto acabara pero no sabe cómo empezar y esto lo tiene muy alterado.  Aunque en ese momento Carlos lo fastidia se muestra seductor pues está seguro que Carlos lo puede ayudar.

--ya lo he arreglado todo, tienes 5 minutos.

Lo va empujando hacia la salida de la cocina:

--Yo te cuido todo, lo arreglé todo para que le sirvas su trago al señor Camilo.

Miguel no puede ocultar su emoción.

--¿¡¡en serio?¡ ¿¿has hecho eso por mi?¡

Carlos no entiende la emoción de él:

--¿no te gustará ese hombre, no?

Miguel  sonríe:

--no lo conozco,  es curiosidad. A mi me gustan otro tipo de hombres.

Miguel le habla con coquetería y le guiña el ojo, Carlos se ruboriza.

--pues rápido no le gusta esperar. Pregunta por Manolo él te dará el traje.

Miguel está muy ansioso. Conocerá a Camilo, almenos tendrá que contarle algo a su madre y ésta no lo podrá acusar de no estar haciendo nada. 

---¡¡gracias, gracias¡ ¡¡te debo una¡

A Carlos le ilusiona ver a Miguel tan contento por un favor que le ha hecho. Miguel le da un beso en la mejilla:

--¡¡te debo una¡

Se va corriendo. Carlos suspira acariciándose la mejilla.

 

Miguel se acerca a la terraza. Con smoking, con la bandeja. La lleva algo torpemente. Está muy nervioso. Piensa en lo mucho que le gustó ese hombre por la foto.

--¿como será en realidad? Como sea igual que en la foto es un pedazo de macho para darse un buen gustazo.

De pronto lo reconoce. Queda impresionado.

--Es él¡¡es él ¡ es más guapo que en la foto¡¡

Camilo está estudiando un informe. Oye los pasos del camarero. 

--¡¡ya era hora¡ ¡¡me gusta que la puntualidad¡ ¿¿porqué el retraso?

Camilo se muestra duro, tiene mano de hierro. Miguel le sonríe:

--vaya, vaya. Es toda una fiera --dice para sí.

Se muestra dulce con Camilo:

--lo siento señor... es que es mi primer día.

Camilo reconoce la voz de Miguel. Esa voz que lo ha estado atormentado durante años.

--¡¡no puede ser¡

Se muestra horrorizado.

--¿el que no puede ser? --Miguel.

Camilo mira a los ojos a Miguel. Miguel sonríe, no tiene ni idea que está enfrente a su pasado. No así Camilo. Se queda como en shock. En un segundo le pasa las imágenes de aquel verano. Su primer encuentro, la vez que lo vio en bañador. Su primer beso, su primera vez. El rechazo de él. Siente dolor, rabia, sorpresa. Se levanta precipitamente, tira accidentalmente la bandeja de Miguel al que mira con el rostro desencajado.

--¿¿tú?¿¿qué haces aquí?

--perdone señor.

Miguel se comporta como si no lo conociera y eso le duele...