Lucrecia está dando vueltas en una habitación. Entra un doctor.
--¡¡por fin¡ ¡¡llevo un rato esperándote¡
--¿me puedes decir que es esto, Lucrecia? ¡tu hijo está llorando en la sala, cree que te estás muriendo cuando no te pasa nada¡ ¿¿a que viene eso?
--¡Y es lo que quiero que le digas¡ ¡¡quiero que me hijo piense que estoy al borde de la muerte¡ ¡¡dile que no me puede dar ningún disgusto y que me tiene que dar gusto en todo¡ ¡¡que ya que voy a morir muera feliz¡
Lucrecia es todo odio, el doctor se ha quedado muy sorprendido.
--¡yo no puedo hacer esto, no es ético¡
Lucrecia se le ríe. Lo mira amenazante. El odio domina su vida y está dispuesta a todo con tal de lograr sus objetivos.
--¿¿y desde cuando te importa la ética tanto? ¡¡Justo que nos conocemos¡¡
Lucrecia mira al doctor amenazante. Éste responde con miedo.
--Lucrecia, aquello quedó olvidado. A ti tampoco te interesa que se sepa.
--¡¡me da igual, mi hijo está enfadado conmigo. El que iría a la cárcel por hacerme un aborto ilegal eres tú¡
--¡lo hice por ti porque no querías que tu hijo te viera embarazada de un hombre casado¡ ¡¡para que tu hijo no se diera cuenta que no eres la mujer perfecta que cree¡
--¡¡tú jugaste conmigo, yo tenía derecho a rehacer mi vida¡
--¡¡sabías que estaba casado, yo no te prometí nada¡
--¡¡no importa, quiero que mi hijo piense que estoy agonizando¡ ¡¡si no te hundo¡ ¡¡te hundo¡
Lucrecia mira al doctor con mucho odio. Él se da cuenta que la hombre es capaz de todo. Justo sabe que tiene las de perder. Va a hablar con Miguel.
--la veo muy mal, no le garantizo su vida..
Miguel siente un gran dolor.
--¿¿pero que tiene?
--en realidad ha perdido las ganas de vivir. ¿ha tenido algún disgusto?
Miguel siente mucha culpa. Sus ojos se llenan de lágrimas.
--¿no se puede hacer nada por ella?
--si claro, vaya a verla. Anímela. hágale sentir que usted la quiere, que está dispuesto a todo por ella. Si no logra que viva almenos que muera feliz.
Miguel está desesperado. Está dispuesto a todo por su madre. Se seca las lágrimas
--¡¡quiero verla¡¡
--si claro, sígame.
Lucrecia está dando vueltas por la habitación. Al escuchar al doctor y su hijo se mete en la cama. Parece moribunda. Tiene los ojos cerrados. El doctor los deja a solas. Miguel se sienta a su lado. La besa en las manos.
--¡no te mueras mamá, no te mueras¡ ¡¡te juro que si vives haré todo lo que tú digas¡ ¡¡todo¡
Miguel le prometería cualquier cosa para que su madre no se muera. Miguel llora sobre su supuesta moribunda madre. No se da cuenta de la sonrisa de ella. Lo tiene precisamente donde quería.
Miguel llora creyendo que su madre se muere.
--¡¡no te mueras, haré lo que me pidas pero no te mueras¡
A Miguel le parte el alma creer que su madre no tiene ganas de vivir por su culpa. Lucrecia abre los ojos. Tiene voz de ultratumba. Se finge débil.
--viniste, viniste a despedirte de tu pobre madre.
Miguel está desesperado:
--¡¡no, no¡ ¡¡mamá, lucha, tienes que luchar¡
A Miguel se le parte el alma viéndola tan apagada. Tan triste.
--¿para qué? sólo soy un estorbo para ti.
--¡no digas eso. Mamá, yo te necesito¡ ¡yo te quiero¡
--si me quisieras no me harías enfadar.
Miguel siente que se le va la vida. Vendería su alma al diablo con tal de salvar la vida de su madre. Lucrecia lo sabe y se aprovecha de eso.
--¡¡si te pones bien, si vives te juro que juntos nos vengaremos¡ ¡¡te juro que destruiré al hijo de mi padre¡ ¡¡pero tienes que vivir¡
Lucrecia no cabe en sí del gusto. Es lo que lleva tanto tiempo queriendo escuchar. Tiene que hacer un gran esfuerzo para no ponerse a saltar y a gritar.
--no sé si merezca la pena, si tenga fuerzas para luchar.
A Miguel le duele mucho la supuesta debilidad de su madre. Miguel trata de darle ánimos. Está muy angustiado.
--¡¡te has pasado todo la vida odiando a esa gente y maquinando esa venganza¡ ¡¡ahora yo te voy a ayudar, tú aférrate al odio, si eso es lo que te da vida... odia¡
Miguel sabe que el odio ha sido el motor de la vida de su madre y aunque no le gusta si es lo que la puede salvar lo hará:
--piensa en que si vives destruiremos a esa gente.
--te juro que lucharé.
Lucrecia no se quiere recuperar pronto para que su hijo no se dé cuenta del engaño pero ya habla más animada. Miguel la abraza. Él no la ve así que ella deja su cara débil y muestra rostro vengativo y triunfante.
Miguel se queda con su madre. Lucrecia se tiene que fingir aún moribunda pero está demasiado feliz. Tiene miedo de delatarse.Ya había quedado con su cómplice que su hijo no estaría mucho tiempo en la habitación.
--ya tiene que irse.
--Me quiero quedar con mi madre --le suplica Miguel.
--su madre está muy débil, la tengo que examinar. Necesita descansar.
Miguel da un beso a su madre.
--estaré fuera. No me pienso mover de aquí hasta que estés bien.
Lucrecia mira a su hijo con cara de sufrimiento.
--no quiero ser una carga para ti --susurra en plan víctima.
Miguel la mira para tratar de darte ánimos.
--piensa en lo que hablamos, te necesito.
Miguel se va muy angustiado. Ve a su madre muy mal. Tiene miedo que no se recupere. Justo en el momento en el que Miguel sale del cuarto, Lucrecia salta de la cama. Tenía ya muchas ganas de mostrar su alegría.
--¡¡gané, gané¡¡
Lucrecia no deja de saltar triunfante. Justo la mira molesto.
--¿No te parece cruel este engaño?
Lucrecia siente que ella es la que tiene la razón y que el fin justifica los medios.
--¡¡tú escucha bien lo que le vas a decir a mi hijo¡
Miguel vuelve con Ramiro. Lo abraza abatido.
--¿¿qué pasó? ¿¿como viste a tu mamá?
--Yo la veo muy mal. No sé si saldrá de esta...
Ramiro trata de darle ánimos:
--tu madre es fuerte. Yo creo que saldrá adelante.
Los amigos se quedan juntos. Ramiro lo apoya como si fuera su hermano. Cuando sale el doctor Miguel se acerca a él:
--¿¿y qué pasó?¿¿cómo la encontró?
--Mejor. no sé que le dijo usted pero le devolvió las ganas de vivir, de luchar.
A Miguel se le ilumina el rostro. Está feliz.
--¡¡gracias doctor, gracias¡
--yo creo que en unos pocos días se la podrá llevar a su casa...
Cuando el doctor deja a los dos amigos solos, Ramiro le pregunta:
--¿que le dijiste a tu madre?
Miguel se acaricia el pelo:
--Me vengaré del hijo de mi padre.
Ramiro lo mira sorprendido y aunque Miguel es algo que no quería hacer, por la vida de su madre lo que sea...
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