sábado, 19 de diciembre de 2020

capitulo 21





Miguel es esposado y llevado al auto patrulla. Mientras una ambulancia se está encargando de Manuel. Lucrecia se va con él.

--¡no, esto no es posible¡¡ --dice Miguel incrédulo.

A lo lejos madre e hijo se miran. Lucrecia lo mira desafiante como diciéndole a su hijo:

--¡¡nadie puede conmigo¡¡

Miguel  no da crédito a la maldad de su madre que está dispuesta a todo con tal que no se acerque a Camilo. Se queda quieto mirando a su madre con tristeza, preguntándose sí siempre fue así de despiadada o cambió en algún momento. Los policías le dan empujones para que entre en el autopatrulla. Miguel mira triste a su madre, a la gente que lo mira. Piensa en Camilo. Piensa en la mala suerte que ha tenido que todo ha ocurrido en el momento que se le iba a acercar. Mientras Miguel es conducido a la delegación, Manuel es llevado a una clínica. Miguel está solo. Triste y angustiado pensando en el daño que le ha hecho tanto a Camilo como a su hermano.  Manuel está con Lucrecia. Ella siempre a su lado.

--¿te duele? --le pregunta preocupada.

--si esto te ayuda a ti no me importa.

Manuel está muy dolido por fuera y por dentro. Le da rabia la actitud de Miguel así que está dispuesto a hacer todo lo que quiera Lucrecia para devolvérsela.


Camilo y Emilio llegan a su casa. Emilio no quiere ver a nadie y se encierra en su cuarto. Camilo no insiste, ha sido un día duro para él también. Camilo entra en su cuarto.  Tiene ganas de darse una ducha y descansar. Se va desnudando 

--mañana será otro día.

El agua fría cae sufre su cuerpo y lo relaja. Jadea. Lo goza. Necesitaba ese momento para él. Le gustaría que el agua pudiera limpiar su dolor.















Emilio desnudo en la ducha. Manuel lo ha humillado dos veces. La segunda pública. Su vergüenza es conocida por todo el pueblo. No podrá salir a la calle ni a pasear a sus perros. Siente que la gente lo señalará como el degenerado que regaló un imperio por coger. Y lo que lo humilla más es que se ha quedado con las ganas de coger con Manuel. Se siente muerto en vida. No soporta la humillación pública a la que ha sido sometido. Sale desnudo de la ducha. El agua está hirviendo. Agarra una cuchillas y vuelve a meterse en la ducha. Piensa en Manuel. En como lo deseaba. En como lo humilló. En lo que ha ocurrido en la plaza. El dolor lo derrumba. Cae al piso de la bañera llorando deshecho y ese dolor le da fuerzas para hacer lo que quiere. Acerca la cuchilla a la muñeca. Aprieta y empieza a sangrar. 


Camilo está relajado en la ducha. Los perros de Emilio aullan sin consuelo. Es un mal presagio. Camilo salta desnudo y mojado. Corre al cuarto de su hermano y se lo encuentra desangrándose. Se lanza sobre él enloquecido.

--¿¡qué hiciste, hermano?¡¡qué hiciste?¡

Y grita desesperado pidiendo ayuda. 


Miguel está en la cárcel. En su celda. Se aferra a los barrotes.

--¡¡tengo que salir de aquí¡¡¡¡tengo que salir de aquí¡¡

El hombre está muy angustiado.

--¡¡tengo que verlos¡ 

Ramiro ha llegado al pueblo. Ha llegado para apoyar a su amigo. Miguel se emociona al recibir su visita en la cárcel. Miguel está desesperado.

--¡¡tengo que salir de aquí¡

--te voy ayudar --le asegura Ramiro.

Miguel le cuenta todo lo que ha ocurrido. 

--voy a hablar con ellos para que te ayuden

--no pierdas tu tiempo. Me odian. --dice abatido.

Miguel está muy aferrado a los barrotes. Ramiro le acaricia las manos:

--confía en mí. Si ellos saben que estás en la cárcel se van a dar cuenta que no estás a favor de tu madre.

Con ojos llorosos y el alma rota, Miguel le dice a Ramiro:

--Dile a Camilo que no lo engañé, que la noche que pasamos fue la mejor de mi vida.

Habla con la voz rota:

--dile que me estoy enamorado de él y que espero que algún día pueda perdonarme.

los ojos de Miguel están llenos de lágrimas. Ramiro le tiene agarrado las manos. Es muy cariñoso. Trata de animarlo.

--te voy ayudar. Te lo juro.

Ramiro besa las manos de su adorado amigo. Lo mira con angustia.

--te juro por mi vida que te saco de aquí 

Ramiro no soporta verlo destruido. Miguel vuelve a su celda. Solo. Triste. Se derrumba pensando en Camilo, en Emilio.

 





Ramiro va a buscar a Camilo pero no están. Se entera del intento de suicidio de Emilio. Se desespera por Miguel. Sabe que se hundirá si su hermano muere por lo que ha ocurrido. En el hospital le informan que las heridas de Emilio no eran profundas y ha sido dado de alta. Vuelve a la mansión pero los hermanos no han regresado.


Camilo se está llevando a su hermano lejos. Maneja Camilo. Emilio está tumbado atrás hundido.  Se van lejos para empezar de nuevo. Camilo trata de animar a su hermano pero Emilio está ausente. Camilo espera que el cambio de aires  lo ayude a olvidar.


 Mientras Miguel pasa su primera noche en la celda. No puede dormir. No hacen más que venirle a la mente los recuerdos de lo feliz que se sintió haciendo el amor con Camilo. De sus miedos. De como confió en él pese a su miedo de volver a ser lastimado. Mira a ese lugar, siente que todo es un castigo, que él comenzó haciendo las cosas mal no importándole que su primo se burlara de su hermano. 

 Espera con ansias la llegada de Ramiro para que le dé noticias pero éste no aparece. No sabe cómo decirle que Camilo y su hermano desaparecieron. Quien si llega es Lucrecia.

--mira dónde llegaste por ese mal hombre --Lucrecia con desprecio.

Madre e hijo se hablan por medio de los barrotes.

--¿que quieres, mamá?

--¡¡quiero que reacciones. Ese hombre te dejó,  se largó con su hermano sin importarle que tú estés en la cárcel¡

Miguel siente un gran dolor dentro de él:

--¡¡no puede ser¡ 

Lucrecia disfruta atormentándolo.

--¡¡ pues así es¡

Miguel se  lleva las manos a la cabeza. Se le escapan las lágrimas.

--me lo merezco, es lo que yo le hice a ellos es imperdonable.

Lucrecia se hace la víctima para manipularlo.

--¡¡no seas mal hijo,  yo me estoy muriendo. Me tienes que ayudar¡

Con una gran herida Miguel dice:

--¿y qué más quieres de mi?

--¡te exijo que reclames tu apellido¡¡

Miguel se levanta  y mira a su madre molesto:

--¿¡de qué hablas?¡

--Si quieres que Manuel retire la denuncia quiero que reclames tu apellido. Obliga a tu hermano a un ADN para demostrar que eres un Del Pozo.

--¿¿¡qué pretendes?¡

--¡¡quiero tu parte de la fortuna de Miguel del Pozo¡ ¡¡me la merezco¡

--Estás loca. ¡ya tienes la mitad, confórmate con eso¡

Lucrecia mira a su hijo con odio:

--¡¡o me ayudas o te pudres en la cárcel¡

--¡¡pues prefiero pudrirme en la cárcel que seguirte el juego¡¡

A ver que por las malas no consigue nada. Lucrecia se hace la víctima. Llora.

--es mi última voluntad antes de morir.

Pero Miguel está ya demasiado decepcionado de su madre.

--para mi ya estás muerta... ¡¡muerta¡

Lucrecia se va furiosa. Miguel se queda llorando.


La acusación sigue en pie y Miguel es trasladado a la prisión del estado. Ramiro lo intercede en el camino.

--¡te juro que buscaré a Camilo, te ayudaremos¡

Miguel mira a Ramiro con tristeza. Se siente perdido.  Ya no le importa nada.


Meses después.   


 Miguel  sigue metido en la cárcel. Se tiene que enfrentar a una condena de 5 años de cárcel. Los recuerdos de su última noche con Camilo es lo que lo acompañan todo el día. En su soledad, en la distancia el amor que siente por Camilo se va haciendo más grande. 


Ramiro ha encontrado un aliado. Jorge. Juntos mueven cielo y tierra para encontrar a los dos hermanos.  El amor nace entre ellos. 


Camilo y Emilio viven aislados del mundo en una hacienda.  Camilo no deja de pensar en Miguel.  Lo ama más que nunca. Lamenta que las cosas no hayan sido como él se las prometió. Pero no quiere llorar. Está seguro que el hombre desapareció de su vida como la otra vez y no va a volver. No imagina lo que está pasando.  La ausencia de su gran amor lo está matando pero la compañía de su hermano que ha encontrado la paz en el campo alivia su dolor. No hablan de lo que ha pasado. 







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